Siempre insto a mis alumnos a que pongan una foto real en sus perfiles o profiles. Creo que es una de las tantas formas de humanizar un aula virtual de clases. Como generalmente tengo varios cursos de 15 a 20 alumnos cada uno, en paralelo, ver caras -en vez de siluetas o sombras- hace que la experiencia educativa se parezca lo más posible a lo que ocurriría en una sala de clases real, y me permite recordarlos y reconocerlos mejor.
Pero la necesidad de ver caras no se restringe sólo a un entorno de e-Learning. Desde que se lanzó Google+, me han llegado cientos de mails con notificaciones de personas que me agregan a algún «Circle» de esa red. Sé que la mayoría proviene de Twitter, pero como estoy acostumbrado a reconocerlos por sus nicks o apodos, no sé quiénes son cuando veo sus nombres reales junto a unas frías siluetas.
Peor aún: la gran mayoría de las veces, mis nuevos contactos ni siquiera tienen un «perfil» de Google bien creado, completo, con una fotografía de la persona. Sólo veo sombras, y créanme que eso no ayuda en nada cuando estamos dentro de una red social. Lo mismo ocurre con muchas cuentas de Twitter:
Eso me impide categorizarlos correctamente. Sin ver sus caras, para mí no son más que perfectos desconocidos. Hasta aquí ya queda más o menos clara la importancia de usar fotografías reales en los perfiles de cualquier red social o entorno digital. ¿Están de acuerdo?