Hace años que todos los santiaguinos (y los que nos visitan también) tenemos que pagar obligadamente por usar las autopistas. Podríamos estar un día entero debatiendo si estás de acuerdo o no con que sea el ciudadano quien debe costear estas vías, con plata de su bolsillo. Pero lo que encuentro inaceptable y vergonzoso es que una vez vencido el primer período en donde el tag es gratis, la concesionaria me obligue a pagar cerca de $500 mensuales para siempre.
¡Claro! ¿Acaso creían que bastaba con pagar cada vez que pasan por debajo de un pórtico de peaje? Nones. Uses o no las autopistas, estás obligado a pagar ese cargo fijo mensual (a menos que quieras pagarlo todo de una vez, para que en unos años más te vuelvan a cobrar).
Lo peor de todo es que el Gobierno de Chile, blando y lento como siempre, permita que le doblen la mano y nos hagan pagar injustamente por un aparato que, a decir verdad, no creo que cueste más de mil pesos. Y después reclaman cuando unos pocos se enriquecen a costa de todos nosotros.